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07 noviembre 2014

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Boca goleó a Cerro Porteño 4-1 en Paraguay y clasificó a la semifinal de la Copa Sudamericana. Los goles: doblete de Chávez, Calleri y Gigliotti. Así, se vendrá el superclásico a nivel internacional.

Conseguir una victoria como local y no recibir goles es la manera ideal de viajar para disputar el partido de vuelta. Boca ganó 1-0 en la Bombonera, sin jugar bien, y fue consciente de que anotar un gol en su visita a Paraguay sería lapidario para Cerro. Y así fue, aunque pareció darle una vida más.
No hubo especulaciones por el 1-0 en el global. Boca no salió a meterse atrás. Intentó ser protagonista, presionar en el campo contrario y asfixiar la salida para ejecutar ataques cortos y veloces. De movida, Chávez falló un mano a mano que, inexplicablemente, envió a las gradas. Situación que está muy lejos de ilustrar lo que fue la noche del potente zurdo xeneize. Con problemas de aire y calor, el ex Banfield logró asistir a Calleri y marcar el 1-0 inicial. Cerro debía anotar tres goles para clasificar. Los penales ya habían quedado en el olvido.
Los locales avanzaron y comenzaron a ingresar en la desesperación del estadio. Güisa igualó y de allí en adelante, Boca empezó a sembrar dudas. El carril izquierdo de Colazo fue explotado en reiteradas ocasiones por Bonet y Sperdutti –de allí provino el gol- y nunca contó con la colaboración del ahogado Chávez, que parecía estar necesitando la modificación.
El parate para ingerir agua fue un baldazo de energía para Boca. Se recuperaron y retomaron el dominio. El 1-1 trajo dudas, acompañado por la euforia del público local que empezó a empujar a la par de su equipo, que no manifestaba indicios de claridad en zona ofensiva.
Hace tiempo que el déficit de Boca venía siendo la efectividad. Elaboraba situaciones, pero fallaba. Sin embargo, pareció redimirse todo junto en Paraguay. Salvo un disparo de Meli en el final del partido con el resultado cerrado, Boca no desperdició situaciones en el complemento. Aprovechó la precisión de Gago y Fuenzalida, la velocidad de Chávez y la frescura de Gigliotti para concluir el partido con una tranquilidad impensada. Todo el nerviosismo que afloró en el primer tiempo por el empate de Cerro, se diluyó con el mano a mano concretado del comandante Chávez.
4-1. Impensado, pero contundente. Eso fue Boca en Paraguay: contundencia absoluta. Generó siete situaciones y concretó cuatro. Algo que no le sucedía hacía tiempo. Ahora, el próximo rival será River. Allí, los jugadores tendrán la oportunidad inmejorable de enterrar el pasado agrio de dos años sin victorias ni campeonatos. Ganarle al eterno contrincante sería una cuota de felicidad inconmensurable para el hincha.
Vuelven a enfrentarse los equipos más grandes del país por copa internacional. La última, fue por la Libertadores 2004. Allí, Boca venció a River por penales. También en semifinales, pero en una competición de mayor jerarquía. El 20 de noviembre, Boca-River y, el 27, River-Boca, para decretar quién será el finalista de la Copa Sudamericana 2014. 


Por Matías Adami @matiadami2.

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