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01 diciembre 2014

Lo último que se pierde

Por la fecha 18 del Torneo Transición 2014, River se reencontró con el triunfo luego de la caída ante el actual puntero, Racing. Fue un 3 a 2 trabajoso frente al Banfield de Almeyda, a quien se le entregó una merecida plaqueta por su incansable entrega por esta camiseta.
No fue bueno el primer tiempo de los dirigidos por Gallardo. El amplio dominio del balón no se correspondió con la cantidad de situaciones generadas. Apenas un remate de Teo que encontró bien ubicado al joven Servio –surgido de las inferiores millonarias- fue lo más cerca que se estuvo de alterar el marcador. Se recuperaba rápido y no se sufría atrás, pero la lentitud en los metros finales sumada a la falta de movilidad a la hora de desmarcarse, ahogaban a los laterales y volantes que llegaban con pelota a la altura del área. El sector elegido para perforar fue, casi siempre, la banda derecha, donde un inequívoco Mercado complementaba las iniciativas del joven Solari, quien alteró buenas y malas a lo largo del encuentro. El primer tramo parecía cerrarse en un cero a cero congruente con el adormecedor desempeño de ambos equipos, hasta que, luego de un jugadón individual, Bertolo la clavó en el ángulo izquierdo de Barovero en una soberbia definición.
Panorama negro para River: Racing había ganado 3 a 0 y, con este resultado, se despedía del campeonato. Ante el apuro, el técnico se la jugó y mandó a la cancha al mejor jugador del semestre, Carlos Sánchez, y al ídolo Fernando Cavenaghi. Nuevamente, la mano de Gallardo para los cambios fue determinante en el resultado.
Desde las primeras jugadas del complemento se vio a un conjunto diferente gracias al despliegue incesante del uruguayo. En sólo 12 minutos River estaba encima del marcador, producto de un gran remate de Cavenaghi de media distancia y de un cabezazo del propio Sánchez entrando por la banda izquierda, fiel reflejo de la versatilidad del 8 mentiroso de la Banda. Cuando el partido parecía encaminarse hacia un triunfo seguro, el Malevo Ferreyra –con quien el hincha ya perdió toda la poca paciencia que tenía- se hizo expulsar y, en el minuto posterior, Solari cometió un penalazo. Barovero esta vez no se “convirtió en héroe” –aunque sí lo hizo sobre el final con una serie de espléndidas atajadas- y Banfield empató.
Cuando parecía que el torneo le cerraba sus puertas, Sánchez recuperó, Solari se reivindicó armando un jugadón y el Torito llegó a los 101 goles con la camiseta que ama. A partir de allí, una buena defensa –con Pezzella como abanderado- sacó todo lo que tenía que sacar; en la única que falló, Trapito hizo lo suyo.

Como análisis final del encuentro, quedó demostrado lo mucho que cambia cuando ciertos hombres fundamentales saltan a la cancha. De tener un plantel más largo, Gallardo hubiera podido darle más descanso a ciertos jugadores y llegar mejor parado al último tramo del campeonato, el cual parece estar servido en bandeja para los de Avellaneda. Se dé el milagro o no, nada que reprocharle a este plantel que tiene a sus hinchas ilusionados con la doble corona hasta última hora; como bien dice el refrán, la esperanza, es lo último que se pierde…


Por Ignacio Alejandre @nachoalejandre.

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