Así
se dice cuando en Póker un jugador se juega todas las fichas en una mano, en
base a las cartas que le tocaron y a la probabilidad de que el dealer dé vuelta
las cartas que necesita para ganar. Es apostar todo lo que uno tiene a una
jugada, a una sola cosa, a un único resultado. Eso fue lo que hizo el Muñeco
Gallardo. ¿Arriesgado? Sí. ¿Equivocado? Sólo el destino lo sabe.
Únicamente
dos titulares paró el DT frente a su inmediato perseguidor. Decidió salir a
jugar una final con una reserva reforzada. Los pibes tuvieron que bancar la
parada. No estuvieron lejos de la hazaña. Racing no fue más que River, pero
tampoco menos. Se encontró con el gol y, a partir de allí, hizo lo que
cualquiera haría en la fecha 17 quedando como único puntero: cuidó el resultado.
Sabiendo que la juventud no era una amenaza insostenible, Cocca armó bien el
fondo y aprovechó tener al hombre-del-momento Gustavo Bou, posiblemente el
mejor delantero en el fútbol argentino para complicar en soledad a una defensa
entera. El pibe surgido en la cantera millonaria es el típico punta incisivo,
plagado de recursos para generar peligro en el área rival, sea definiendo con
categoría así como con violentísimos remates. A su lado, chapeau para Diego Milito. Para evitar contiendas judiciales,
citamos textualmente un twit del número uno, Juan Pablo Varsky: “El
regreso de Milito a Racing se parece, por liderazgo, influencia y contribución,
al de Enzo a River en 1994”. El ex Inter de Milán puede no anotarse en el
marcador sin dejar de ser fundamental para su equipo, juntando marcas y dejando
en libertad a sus compañeros, mostrando esa categoría que solamente distintos
como él poseen. Por último, mención especial para un cinco que da que hablar:
Ezequiel Videla es cosa seria. Dios quiera que D’onofrio y compañía ya lo estén
gestionando para la próxima temporada.
Por
el lado de la Banda, poco y nada. Un arranque auspicioso con dos llegadas
claras en el primer cuarto de hora se fue diluyendo con el correr de los
minutos. Pasado ese sacudón, el juego nunca se encontró, los pases imperfectos
reinaron y los centros prácticamente nunca fueron bien tirados. La suerte no
estuvo de nuestro lado, a tal punto que el gol de Racing llega de una triple
carambola. Más que analizar a los que jugaron, más interesante es analizar las
decisiones que se tomaron. La apuesta de Gallardo es clara: la prioridad es
Boca y no está mal que así lo sea. Ahora bien, ¿era necesario no parar a más
titulares en el banco? ¿El ingreso de Vangioni o Mercado para ajustar los
centros no hubiesen esclarecido las llegadas al arco de Saja?
El técnico se la jugó. Los pibes
hicieron lo que pudieron y hasta se puede pensar que estuvieron a un sólo gol
de mantener la punta. La suerte no estuvo de nuestro lado. River, nuevamente,
no se reencontró con su juego. Posiblemente se llega de la peor manera al
partido más importante del año. Sin embargo, esto es fútbol, y así como tantas otras
veces llegamos como favoritos y nos volvimos con las manos vacías en los
superclásicos, quién te dice que el viernes los titulares de los diarios se
quedan sin palabras para describir lo acertada que supo ser la decisión de
Gallardo.
Por Ignacio Alejandre @nachoalejandre.
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