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05 julio 2012

Boca jugó mal y perdió la Copa.

Por Matías Adami @matiadami2

Una semana que debería haber sido tranquila para el hincha, el dirigente, el cuerpo técnico y los jugadores fue, por el contrario, totalmente convulsionada. El principal problema fue la presencia de Facundo Roncaglia en el partido de vuelta. El presidente Daniel Angelici no lo quería dejar viajar pero a pedido de los referentes del plantel, no le quedó más remedio que acceder y tomar la decisión de que el jugador viaje con sus compañeros. Horas antes del comienzo del partido, el tema principal era el rumor que daba lugar a la posibilidad de que Juan Román Riquelme no vistiera más la camiseta de Boca. Nadie lo podía confirmar, solo quedaba esperar al final del partido y esperar la palabra del 10.

El primer tiempo comenzó trabado en el mediocampo. Leandro Somoza volvió a tener un flojo partido –al igual que en la ida-: erró muchos pases y no recuperó, las bases principales que debe tener un número 5. La zaga se mostró segura, sin errores. El dueño de la creatividad en Boca no apareció. No por falta de movilidad o por no poseer las intenciones, sino por la buena marca que le aplicó el Corinthians. La marca no fue personal ni mucho menos, pero cada vez que recibía la pelota tenía al menos dos jugadores encima y no lograba colocarse de frente al arco para generar las situaciones de peligro. Pablo Mouche fue reducido por los laterales brasileños y Santiago Silva no hizo más que luchar contra los centrales sin generar situaciones de peligro como si había hecho en sus comienzos en Boca. A los pocos minutos del partido, Emerson exigió a toda la defensa Xeneize y generó un choque entre Somoza y Agustín Orión. El arquero quedó tendido en el suelo y tuvo que pedir el cambio. En su lugar, ingresó el uruguayo Sebastián Sosa que ya había disputado una final de Copa Libertadores con Peñarol en el 2011. No venía bien la noche para Boca y el primer tiempo, con pocas situaciones de gol por parte de ambos equipos, finalizó 0 a 0. Con este resultado, había alargue y en caso de mantenerse la igualdad, penales.

La segunda mitad mantuvo el mismo ritmo. Corinthians no se adelantó en el campo de juego y Boca no tenía claridad ni fluidez a la hora de mover la pelota. Una falta infantil de Riquelme provocó un tiro libre: el rival estaba de espaldas al arco, casi en mitad de cancha. El centro fue corto, Enrique la peinó –Clemente lo perdió en la marca- y Danilo, luego de disputar la pelota con Franco Sosa, metió un taco exquisito dejando mano a mano a Emerson que definió por encima de Sebastián Sosa poniendo el 1 a 0. Parecía difícil una remontada ya que al Timao le habían convertido un solo gol como local a lo largo de todo el torneo. Julio César Falcioni decidió enviar a Darío Cvitanich al campo de juego en lugar de Pablo Ledesma. Ubicó al ex Banfield en un sector en el cual no está acostumbrado a jugar: bien abierto por el sector derecho. Restaban 35 minutos y Boca mantenía la pelota en sus defensores y mediocampistas pero sin siquiera insinuar una aproximación al arco rival. La pelota parada fue el principal foco de ataque de los de Falcioni. Minutos después, Rolando Schiavi jugó un pase atrás para Matías Caruzzo que fue interceptado por Emerson. El delantero, con su velocidad, quedó mano a mano con el arquero y definió cruzado. Con este gol, el conjunto dirigido por Tite puso cifras definitivas al partido: 2 a 0. Boca tuvo el descuento de pelota parada: Riquelme envió el centro y Caruzzo cabeceó pero Cassio, el arquero brasileño, respondió. El tiempo pasó y el Xeneize no le encontró la vuelta, fue superado por el Corinthians.

Boca perdió la chance de obtener su séptima Copa Libertadores y Corinthians hizo historia, conquistándola por primera vez en su historia. El rendimiento de los jugadores dirigidos por Falcioni fue similar al que venían llevando desde aquel partido con Banfield por el Torneo Clausura 2012: sin generación de situaciones, sin la solidez defensiva que caracterizaba al equipo, sin el mismo estado físico… Mucho se habló de la triple corona, pero ahora, luego de haber perdido la Libertadores y el Clausura, resta pensar en obtener la Copa Argentina y clasificar a la Sudamericana 2012.

Luego del partido y con la derrota, todos esperaban por la palabra de Juan Román Riquelme. Poco más de una hora se hizo esperar para dar la noticia que dejó paralizado a todo el hincha de Boca: "Me siento vacío, no tengo más nada que darle al club", afirmó el 10 entre lágrimas. Lo que nadie creía posible sucedió, y el 05/07 es el día en el que Juan Román Riquelme, el máximo ídolo de la historia del club, dejará de vestir la azul y oro.

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