Sepan que les hablo de un tipo, como usted o como yo, de carne y hueso, no de madera como algunos dicen. Un tipo tan normal que no roza la divino, y es capaz de caerse al patear un penal. Aunque algo distinto debe tener del resto, para que patee con las dos piernas la pena máxima, y se de el lujo de convertir un gol insólito. Un tipo que puede alcanzar los 100 goles con los ligamentos rotos, volver luego de seis meses y sellar con un gol “en muletas” una goleada para eliminar a su máximo rival en la Copa Libertadores. Aquí este tipo dejará sus primeras lágrimas en una cancha, las suyas y las de propios y extraños.
Un tipo tan común que erra un penal como le puede pasar a cualquiera, como le pasó a Plattini, Maradona, Francescoli, y tantos otros. Pero este tipo sabe de superación y en el mismo partido tuvo revancha. Otra vez en el punto penal la pelota, y la historia se repitió. ¿Cuántos podrían haber tenido la posibilidad de un tercer penal en el mismo partido? Él la tuvo. Y, como es normal, como usted o como yo, lo erró nuevamente. Pero algo tiene este tipo, que al partido siguiente y con el ojo hinchado producto de un codazo rival pudo convertir un gol vital para pasar una ronda de Copa América y enterrar críticas.
Un tipo que tiene 227 goles en Primera división, que está entre los 5 máximos artilleros de la historia argentina. Entre ellos incluye ¡ocho¡ en partidos oficiales ante su eterno rival, sin contar torneos internacionales y amistosos. Porque si hablamos de torneos internacionales, este tipo se dio el lujo de convertir dos en una final, que significaron llevar a su equipo a la gloria a nivel mundial. Ante un súper poderoso como Real Madrid, que se doblegó de rodillas ante un tipo, uno común, como usted o como yo.
De lágrimas, milagros y desgracias sabe, como cualquier tipo común. Jugando en Europa quiso compartir su alegría por un gol con sus hinchas, y vio una tribuna caerse sobre su pierna, para tener su segunda lesión grave en poco tiempo. Más lágrimas de propios y extraños derramaría este tipo cuando decidió jugar para su equipo, luego de la pérdida del embarazo de su mujer. Y, ¿cómo no iba a emocionarse y llorar, y recibir el abrazo de sus compañeros y el apoyo y llanto de 50.000 “tipos” que veían como le regalaba un gol?
Un tipo que como cualquier otro tenía un “enemigo”. En este caso eran dos. Eran mellizos. Y el destino los tenía en veredas opuestas, pero un día los juntó. Y es tal la grandeza de este tipo que hoy uno de esos mellizos es un “hermano” que le deja el fútbol, un amigo del alma.
Y tuvo una vida de película este tipo, que figura en el récord de los Guinnes por los tres penales errados, pero también porque se dio el lujo de hacer un gol de cabeza desde 35 metros. Que a sus 36 años debutó en un mundial de la mano de alguien que no es un tipo común como él: Diego Maradona. Y sumo un nuevo récord en su haber y es ahora el goleador más veterano en la historia nacional en los mundiales para Argentina, al sellar un 2 a 0 frente a Grecia, en sus primeros 15 y únicos minutos en una Copa del Mundo.
Cualquier director de cine soñaría con la escena perfecta. Argentina al borde de quedarse afuera de un mundial en las eliminatorias. Lluvia torrencial, jugadores embarrados, exhaustos, la gente al borde de las lágrimas y una sensación de que lo peor estaba por ocurrir. Pero, ¿Quién otro podía convertir un gol agónico, cuando el agua que caía no permitía ver la pelota? Ese tipo del que le hablo, selló uno de los goles que se recordarán por años. Un gol que trasciende camisetas y fronteras. No podía hacerlo otro tipo común y corriente, de carne y hueso, tenía que ser este tipo. Ah, como si fuera poco para esta historia, dicen que su bondad es tan grande, que muchos dicen que es un “tipazo”… así es Martín Palermo, el hombre de película, el hombre de los goles importantes, curiosos, agónicos, heroicos. El hombre de las lágrimas…