Fue un partido duro, trabado y con un juego opacado por continuas faltas, más que nada de los visitantes. El partido comenzó con una Argentina dispuesta a atacar a Colombia, con Montillo, el reemplazante de Lionel Messi, jugando por izquierda y en algunos momentos corriéndose al centro, casi de media punta. Las buenas proyecciones de Di María (fue la figura del primer tiempo) y el peso en el área de Higuaín parecían ser la solución para ponerse adelante en el marcador.
A los 25 minutos del primer tiempo, Higuaín y Zapata protagonizaron una jugada con roces y patadas que terminó obligando al árbitro Marlon Escalante a expulsar a ambos jugadores. A partir de ahí, el partido tomó otro rumbo: el juego fue de mayor a menor, Colombia comenzaba a amenazar el área argentina, pero la dupla Fernández – Garay respondió bien antes las complicaciones que generaba el goleador Falcao.
Ya en el segundo tiempo, al tener un encuentro tan cerrado y enfrente una Colombia que cada vez más se enamoraba del empate, Sabella hizo lo que todo el mundo quería: A los 10 minutos, sacó a Walter Montillo e hizo entrar a Lionel Messi. La gente se levantó eufórica, comenzó a corear el nombre de la “Pulga”, y en apenas 4 o 5 minutos, el 10 y capitán argentino demostró que no estando al 100% físicamente, podía complicar al equipo colombiano.
Algunas pinceladas de su fútbol, y no más que eso, pudo entregar Lionel hasta que Pekerman mandó a la cancha a Alexander Mejía para que le haga marca personal. Ahí, Lionel sintió la encimada marca del colombiano y no logró destacarse.
Errores graves del árbitro podrían haber favorecido a Argentina, como el gol mal anulado a Agüero, o las expulsiones que el árbitro obvió a algunos jugadores del equipo visitante.
El partido terminó 0-0, Argentina mereció la victoria, pero aun así se mantiene primera con 25 puntos. El martes 11, en Quito, visitará a Ecuador buscando un resultado que lo deje a un paso de la clasificación.
Por Agustín Majul @agusmajul
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