¿Quién se embandera con Zubeldía? ¿Qué lo puede seducir? ¿Cuál es su propuesta? ¿Cómo se mantiene Zubeldía? Lo que lo puede sostener en el presente es su buen pasado reciente: los 62 puntos que logró la temporada anterior es un crédito de cierta gravitación, porque fue la mejor campaña en diez años en el club. Pero ese crédito, poco a poco, se está agotando. Esa frialdad de los números no contempla ni siquiera la mitad de lo que es este equipo. Las 62 unidades serían como la punta del iceberg.
“Por momentos es un equipo demasiado individualista”, sentenció Rubén Paz, ídolo de Racing y voz más que autorizada para opinar. Y eso es lo que se percibe: es una suma de voluntades individuales que no logran congeniar. Ni en ataque ni en defensa. Una vez más, el pensamiento de la corriente psicológica de la Escuela de Gestalt tuvo razón. “El todo es más que la suma de sus partes”, que se aplica perfectamente al caso. El ataque es más que la gambeta de Centurión, el movimiento de Vietto y el centro de De Paul. Y la defensa es más que el ímpetu de Pelletieri, el grito de Ortíz y las salvadas espectaculares de Saja. Ahí radica el mal de Racing (por no decir el de Zubeldía). Este plantel, que fue recientemente potenciado con incorporaciones en puestos clave, convive hace poco más de un año. El DT armó a medida lo que hoy se ve en la cancha. Y lo que se ve, prácticamente lastima la vista. ¿El mote de “técnico trabajador” le habrá quedado grande? Tal vez trabaje mucho, pero sirve de poco.
Fueron, hasta ahora, sólo cuatro partidos. Pero lo que se mostró invita a la preocupación.
Y para colmo, pobre Zubeldía, se están dando altibajos en los rendimientos individuales, que es de esperar en chicos que rondan los 20 años. Entonces los problemas quedan al desnudo. Lo alarmante no es que De Paul erre pases, o que Centurión, después de dejar pintado al rival con una gambeta, se caiga al momento de tirar el centro; lo alarmante es que, cuando se dan estas situaciones previsibles, no hay una estructura que lo sostenga.
Sin embargo no todo es un caos. El grupo que logró ensamblar Zubeldía es algo muy interesante. Con los jóvenes como carta de presentación y con los experimentados como sustento de todo, el vestuario está controlado y en armonía. Y sólo en ese estado se puede construir.
Ese haz de luz es lo que, tal vez, mantenga al entrenador con vida en la Academia…
Por Santiago Creado @sncreado22
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