Más allá de que por Rafaela no sobren las ilusiones, las dos primeras fechas habían generado cierta expectativa por un buen comienzo. Un empate ante All Boys levantando el nivel de una pálida primera mitad, y un triunfo claro, aunque justo, con un Lanús candidato. Esta vez, por la tercera fecha, las cosas fueron diferentes.
La visita a Boca, que en principio no empezó bien por la expulsión tras entrar tarde al campo de juego de Delfino a Burruchaga, no fue la deseada pese a que el equipo de Bianchi no resultó tan superior en el desarrollo. El primer tiempo fue de trámite parejo, con cierta descompensación defensiva de la Crema aunque explotando los errores ajenos, los defectos del local.
Se puso abajo por un blooper de Bastía, el capitán, que se la devolvió a su arquero por arriba y obligó a Conde, para que no se gol en contra, a tocarla con la mano. Eso generó el tiro libre indirecto en el área chica y el golazo de Riquelme. Fallas increíbles y que no se pueden permitir en un equipo cuya verdadera lucha es pelear por seguir en Primera División al finalizar esta temporada.
Si no se empieza desde el inicio del año futbolístico, las flojas actuaciones se traducen en sufrimiento en el futuro. Por eso es que Atlético no puede permitirse este tipo de acciones, y menos de su volante líder de grupo y uno de los jugadores más experimentado del plantel.
Por momentos durante el partido, el equipo que estuvo dirigido por Aquino (ayudante de campo) tras la sanción del árbitro, buscó por los costados entrar a espaldas de los laterales. Sin embargo, Mansanelli no aprovechó la única en la que pudo pasar por el lado de Insúa. Por la izquierda, Depetris durmió en una sola a Marín y su remate se lo sacó Orión al córner.
Al no poder imponer la idea principal de juego, el entrar por los carriles, el juego del equipo se fue apagando. Encima, la ausencia de Vera –baja demasiado sensible, es el goleador- fue un golpe desde el inicio. Pero de todas formas, su remplazante Albertengo cumplió con creces y marcó su primer gol en Primera, nada más y nada menos que en su primera participación en la Bombonera.
En el complemento, Rafaela no tuvo ninguna oportunidad de gol. Hasta los 20 minutos, se imponía en la mitad y hacía intrascendente la posesión de balón de Boca, aunque un cambio local cambió la marcha. Bianchi sacó a Ribair Rodríguez, ubicó a Erbes por derecha y movió a Ledesma de volante central. Allí, en el momento de la sustitución, se equilibró Boca y fue en busca del segundo gol.
Finalmente lo logró, con una gran jugada colectiva que culminó el lateral Insúa, pero con muchos pases y movimientos previos. Con el correr de los minutos, el cuadro rafaelino se fue apagando y su nivel, decreciendo. No encontró forma de poder llegar a tener una ocasión para igualar el partido.
Pese a la caída, el nivel de Atlético no fue malo. Más allá del error de Bastía que generó un gol rival, de que no tuvo un plan alternativo de generar juego, no fue manipulado por su adversario, aunque no jugó bien. En medio de todo, el resultado no es para volverse loco, y sí para pensar en que todo esto sirve para avanzar de a poco.
Por Nicolás Galliari @nico92galliari
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