Por Matías Adami @matiadami2.
Por un lado, el equipo de Gerardo Martino, con una idea consagrada y llevada a cabo por los artistas adecuados; en la vereda de enfrente, el juego no está. Pero de la mano de Carlos Bianchi, eliminó al último campeón y en estos certámenes, es un rival que irradia respeto.
La Lepra genera admiración en el fútbol argentino. En realidad, el juego que despliega es lo que llama la atención. Mover el balón por toda la cancha con fundamento, sumar jugadores por las bandas, defender con dos hombres a la hora de atacar y la facilidad para generar situaciones, provoca envidia en el resto de los equipos. Resaltan, por el descolorido fútbol del cual formamos parte. La circulación de la pelota no queda en Vergini y Heinze, o en el volante central, sino que pasa de línea en línea hasta alcanzar los pies de Ignacio Scocco. Él, con la camiseta “32”, intentará seguir complicando y marcando goles. Ésta vez, en su partido más importante con la camiseta rojinegra. Enfrente, tendrá una defensa que se mostró endeble a lo largo de todo el semestre pero que ha logrado obtener una mejoría en los últimos compromisos. Newell’s, con sapiencia a la hora de desplazar el balón de un lado a otro, intentará plasmar su idea en la Bombonera. ¿Podrá? Imposible de comprobar. ¿Intentará cumplir ese objetivo? Sí. La Lepra se acostumbró a jugar de esa manera e intentará hacerlo hasta en los peores momentos. Los pelotazos no forman parte de la ideología del Tata que logró grabarla en el inconsciente de sus jugadores. Martino, convencido de la forma de hacer jugar, logró persuadir a sus dirigidos y hoy, se advierte en el campo de juego.
Por el otro lado, aparece el Boca de Bianchi. La Copa tiene ese sabor distinto que marca la historia de las instituciones, y de los jugadores. El boceto del DT no está cristalizado por los protagonistas. Con el correr de los partidos, dejan a entrever cierta mejoría que permite ilusionar al hincha boquense. A diferencia del rival de turno, Boca cuenta con la historia: Riquelme y Bianchi. Dos figuras difíciles de vencer. El “10” ama jugar y siente de manera distinta los partidos de Copa y así lo hace saber. El DT cuenta con una gran experiencia en este certamen y prepara cada serie de la manera ideal. Lo cierto es que Boca, como local, plantea un encuentro con su camiseta como protagonista. Saben que el cero en su valla es fundamental y que obtener un triunfo permite viajar con una pequeña cuota de tranquilidad al encuentro de vuelta. De acuerdo al resultado del partido de ida, Bianchi plantea un sistema que se acopla a su rival. Así ocurrió con Corinthians en octavos, por ejemplo. Con el 1 a 0 en la Bombonera, viajó a Brasil con un esquema reservado y nombres que permitían observar un juego que preponderaba lo defensivo por sobre lo ofensivo.
Será un duelo apasionante, de alto vuelo. Scocco por un lado; Riquelme por el otro. El dueño del gol; y el experimentado enlace que brilla en estas noches de gala. Juegos distintos pero siempre el mismo objetivo. Ambos jugadores devuelven el dinero de la entrada y permiten llenar los ojos de buen fútbol. Algo que escasea en los últimos tiempos.
0 Comentarios:
Publicar un comentario