Otra vez el fútbol argentino se vio afectado por los actos de violencia. Una vergüenza. Fueron los simpatizantes de All Boys los que iniciaron el alboroto. Según fuentes ellos habrían agredido a un policía en uno de los baños, y después de eso fue que empezó la gresca con los efectivos. Por si fuera poco, no se conformaron con solo pelear, ya que luego rompieron el alambrado y algunos lograron ingresar al campo de juego.
Ante eso, el presidente del club de Floresta Roberto Burgallo salió a calmarlos. Sirvió un poco, pero no duró mucho. La violencia volvió y con más fuerza. Los hinchas de Vélez se sumaron a la gresca y trataron de dejar su sector para ir hacia la tribuna visitante. La situación estaba cada vez más fea, por lo que la Policía se vio obligada a tirar gases lacrimógenos en ambas tribunas.
Las cosas iban de mal en peor. Ya no había solución. Y por ello Pablo Díaz decidió finalizar el encuentro. “Así no se puede jugar un partido. Estas no son las condiciones. Es una situación complicada”, declaró el árbitro. Los jugadores de ambos clubes, afectados por lo sucedido, tuvieron que acatar esa orden.
Asimismo, Fabián Cubero lamentó lo ocurrido al sostener que el partido no daba para más, puesto que se había roto el alambrado que separa el campo de las tribunas. “Es una lástima que mostremos esta imagen al resto del mundo. El fútbol argentino está en decadencia”, declaró un incómodo Cubero ante todo lo ocurrido.
Por Franzs Avalos @franz22
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