En el debut de Omar De Felippe, Independiente volvió a dejar una muy pobre imagen, tras igualar 0-0 con Independiente Rivadavia de Mendoza, por la quinta fecha de la B Nacional. El Rojo sigue sin ganar, no juega bien y no logra salir de los puestos de descenso.
A priori, el 4-3-1-2 que se impuso con Montenegro de enganche y el retorno de Adrián Fernández a la titularidad, parecía que podía darle otra cara a este Independiente que apenas cosechó tres puntos. Pero nada de esto ocurrió. El nivel de juego fue tan pobre como venía sucediendo en los partidos anteriores.
Cada avance local chocaba contra la prolija defensa mendocina, o contra las propias falencias rojas. Muy poco para contar del primer tiempo. Mucha fricción y cortes. De creatividad, ni hablar. Sólo dos remates de larga distancia se pudieron llegar a contar como aproximaciones al arco de los de Roberto Trotta.
En el arranque del segundo tiempo, Pisano ingresó por Fernández, para intentar asociarse con Montenegro, y así tener más fútbol en la puerta del área. Pero tampoco prosperó. El Rojo fue pura voluntad, pero jamás hilvanó tres pases seguidos para llegar con serio peligro al gol. La presión de la gente creció a medida que pasaban los minutos, y el nerviosismo y la impaciencia se fueron transmitiendo hacia adentro.
Para colmo, quedó expuesto a contraataques de Carboni y Rossi, que pudieron haber terminado en la apertura del marcador, de no haber sido por Rodríguez. El partido se esfumó entre pobres intentos individuales y centros intrascendentes.
Pasaron cinco fechas, ya la realidad de Independiente es preocupante. No encuentra resultados, ni juego. Encima se viene el Huracán de Mohamed, de buen arranque.
Por Gabriel Corso @GabrielCorso2
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