Por Matías Adami @matiadami2
Con una
clara superioridad sobre su rival en muchos pasajes de la serie, los Xeneizes
vuelven a disputar una final de Copa.
Luego de la victoria obtenida la semana pasada
en La Bombonera
por 2 a 0,
Boca viajó a Chile con una ventaja considerable y con las ilusiones intactas.
Todo hacía creer que el equipo de Julio César Falcioni esperaría la embestida
“desesperada” de la U.
de Chile, pero esto no fue así. Jorge Sampaoli realizó un cambio táctico
respecto al partido de ida: formó con un 4-3-3, con Matías Rodriguez y Eugenio
Mena como laterales.
El primer tiempo se le planteó fácil desde el
punto de vista táctico a Boca. La defensa rival estaba muy adelantada y marcaba
en línea dejando mucho campo libre para las corridas de Pablo Mouche. El
delantero estuvo impreciso a la hora de definir y desaprovechó varios mano a
mano, pero se lo vio desbordando por todas las zonas, incomodando a la defensa
rival y siendo uno de los principales focos de apoyo de su equipo. El desgaste
en la primera mitad fue muy grande: Walter Erviti y Pablo Ledesma quedaron
extenuados y junto con Leandro Somoza fueron los encargados de cortar el toque
corto de “La U.”. De
todos modos, se fueron empatados al descanso. Resultado desmerecido para Boca
que creó muchas situaciones pero por falta de precisión en los últimos metros
no pudo marcar el gol que hubiera liquidado la serie –los chilenos tendrían que
haber hecho 4 goles para clasificar-.
El segundo tiempo fue igual tácticamente. La
defensa del conjunto trasandino seguía muy adelantada pero los ataques no eran
profundos ni claros. Además, Boca no generó la misma cantidad de situaciones
que en la primera mitad. Faltando 20 minutos para terminar el partido, la U. de Chile comenzó a generar
las situaciones más claras: dos tiros en el travesaño y otras jugadas que
generaron la aparición de Agustín Orión –una de las figuras del partido-. Los
minutos pasaron y los de Sampaoli nunca pudieron descontar. Boca, por décima
vez en su historia jugará una final de Copa Libertadores y la U. de Chile, no pudo hacer
historia y quedó eliminado nuevamente en semifinales.
A lo largo de toda la serie, se observó una
clara superioridad del equipo argentino sobre el chileno: mayor autoridad,
mejor manejo de los tiempos de la mano de Juan Román Riquelme, tranquilidad en
los momentos necesarios y obteniendo una ventaja importante en condición de
local.
Una de las incógnitas para el público Xeneize,
sería la actuación de Matías Caruzzo que no había tenido un buen rendimiento en
sus últimas participaciones pero demostró estar a la altura. Otro que jugó un
gran partido fue Clemente Rodriguez que volvió de la lesión en un gran nivel.
Boca está, otra vez, en la final y enfrente
tendrá a un rival muy complicado como Corinthians, que eliminó al Santos
–último campeón-. La ida se jugaría el miércoles 27/06 en La Bombonera pero el
presidente Daniel Angelici analiza un cambio de fecha por el Paro Nacional.
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